Decía Ortega y Gasset que la "masa" se siente ofendida en sus "derechos de hombre" por "el arte nuevo", porque le hace sentir mera masa, inerte materia del proceso histórico, factor secundario del cosmos espiritual. El "arte nuevo" parece dividir a los hombres en egregios y vulgares, los que lo entienden y los que no. La razón podríamos decir que es cierta deshumanización del arte, por la que ha ido perdiendo los ingredientes "humanos, demasiado humanos", y retrayéndose sobre sí mismo eliminando de sí toda pretensión de trascendencia. El origen de este viraje es sin duda la toma de conciencia del artista de la autonomía de la obra de arte, dejándose ésta de sentir servil, mediadora. La "cognitio sensitiva" que pone en juego nos obliga a detenernos en eso que se manifiesta individualmente, comunicándonos que el universal no es lo único verdadero, convenciéndonos de que el arte pone en obra algún tipo de verdad, que no es la de los conceptos, ni la del lenguaje de los fines. Desaparece el autor y la intención artística. Todo parece desvanecerse a su alrededor, y sólo queda la obra y su coherencia interna, de modo que ella es lo único "evidente". La historia del pensar, desde el siglo XVIII hasta nuestros días, debe brindarnos cierto horizonte de comprensión para este devenir del arte. La intención de esta asignatura es guiarnos por la historia del pensamiento que hay detrás, o si se quiere, al lado, de esta transformación, y deshumanización, del arte.
  • Profesor: Rojas Jiménez Alejandro