La filosofía contemporánea, entendiendo por ella fundamentalmente la filosofía del s.XX, está marcada por un hallazgo hermenéutico que va a cambiar el modo como se concebirá y se hará la historia de la filosofía (y la filosofía) posterior. Un hallazgo que se fue gestando poco a poco desde comienzos de siglo y como consecuencia de las filosofías de la historia que empiezan a florecer en la Ilustración (cuando se abandona la visión teológica y providencialista de la historia, la crisis del argumento de autoridad...) y que acaban con la aparición de una filosofía crítica de la historia que tiene en el historicismo alemán su mayor exponente. Este hallazgo acabará, que acabará tomando forma definitiva en la figura de Gadamer (que nacía en 1900, el año de la muerte de Nietzsche -cuyo vitalismo había sido sustituido ya por el de Bergson), se levantaba -era posible- gracias a otros previos como el descubrimiento fenomenológico de las vivencias (el Lebenswelt de 1936) y el de nuestra mundanidad (el in-der-Welt sein de 1927), y no hubiera sido posible sin la crítica a Hegel por parte de esos autores posthegelianos que, como Nietzsche, Kierkegaard, Marx o Freud, nos ayudaron a descubrir u nuevo modo de hacer filosofía, menos especualtivo y más crítico, es decir, más ajustado a la vida. Gadamer dará, lo diré por fin, nombre a ese hallazgo hermenéutico: laVorverständnis.

Cuando se descubre que todo comprender es posible sólo en un horizonte de comprensión determinado que Gadamer, con Heidegger, califica como horizonte de la precomprensión, se ponía sobre la mesa un problema serio para la imagen positivista y especulativa: además del texto, de las palabras y de los conceptos, habíamos tomado conciencia histórica de nuestra pertenencia a un horizonte de sentido que podría volvernos "sordos" ante la voz de los textos que tenemos entre manos. Si Gadamer tiene razón, y ya hoy nadie puede negarlo, el proyecto ilustrado de superación de prejuicios era definitivamente lapidado, ella misma tenía los suyos (el prejuicio contra los prejuicios). No se trataba ya pues de luchar contra estos Vorurteile, sino de aprender a lidiar con ellos al leer los textos. Analizar los textos era, y es a partir de ahora, aprender a situarlos en horizontes de comprensión.

Si se aceptaba el hallazgo (que aquí en España aún no ha calado del todo, porque también necesita de su propio horizonte, que es la tradición filosófica alemana), mitigados quedarían los intentos puramente especulativos de interpretación, pero también los análisis puramente analíticos de los textos. No se trata de enfrentarse a estas otras tradiciones (una decimonónica y otra anglosajona), sino de entender la necesidad de saber poner en juego todos los elementos a nuestro alcance para explicar las ideas y los términos situándolos en su contexto de sentido histórico.

La filosofía de la historia, o si se quiere la historia de la filosofía de la historia es el campo de juego en el que se desarrolla ese hallazgo. Un hallazgo difícil de alcanzar jugando a otra cosa (a otros tipos de filosofías, ya sea aquellas que priman un enfoque naturalista o positivista, ya sea aquellas que priman un enfoque especulativo o racionalista). Es como si, al pensar la historia (al hacer filosofía de la historia) la propia filosofía hubiese acabado descubriendo algo fundamental de sí misma, su propia historicidad, abriéndose un camino novedoso, alternativo, al mismo tiempo que aún poco fecundado.

Mostrar y comentar el camino que desemboca en esta Vorverständnis formada por Vorurteile. Lugares destacados de este recorrido son, desde luego, los antecedentes: Voltaire, Vico -auténtico instaurador de esta disciplina, Kant, Herder... las grandes filosofías especulativas de la historia: la de Hegel, la de Comte (más por su impacto en los filósofos positivistas, que por su gran aporte especulativo), la de Marx (y su idea de una marcha dialéctica de la historia), y la aparición de la filosofía crítica de la historia, el de Dilthey y de Croce, por supuesto, cuyo historicismo también era una respuesta crítica al extremo contrario al especulativo que tendría a Ranke por mayor exponente. Bergson, Spranger, Eucken y Klags (la corriente vitalista) y Spengler y Toynbee (el llamado vitalismo cultural historicista) son otros nombres -menores- que integran ese recorrido intenso y breve en el que floreció y se desarrolló la filosofía de la historia.

Dos grandes autores aparecerían al final de este recorrido. Uno de ellos es Weber: el fundador de una teoría social (la sociología comprensiva) que camina de la mano de la nueva concepción de la historia. El otro es Gadamer, el padre de la filosofía hermenéutica contemporánea, para la que lo histórico es el modo de ser constitutivo del pensamiento, de tal modo que cada época llega a consistir en un "horizonte cerrado" que determina laGestalt de la época.. No nos olvidaremos del pasado, de lo que ocurrió antes de todo esto: de Grecia, de Roma, de la Edad Media. O dicho de otro modo, no nos olvidaremos de Aristóteles, de Platón, de San Agustín... con ellos empezaremos. Pero el principal interés de esta asignatura no puede ser ser sólo una historia de la filosofía al uso, sino que debemos asumir el reto del tema en sí: tras descubrir ese sentido genuino que se empieza a vislumbrar a partir de Dilthey y que desemboca en la conciencia histórica gadameriana, el auténtico objetivo de esta asignatura debe ser obligarnos a analizar sus consecuencias e implicaciones. Algunas de estas consecuencias pueden verse en las historias de Foucault o las tradiciones de investigación de Laudan, o incluso el anarquismo epistemplógico (contra el método) de Feyerabend. De todo ello se hablará si hay ocasión, pues el alumno deberá ser capaz, a lo largo de esta asignatura, de sacar conclusiones bien fundadas sobre el "destino" de la filosofía actual demostrando los conocimientos teóricos a los que esta presentación ha aludido, siendo capaz de enfrentarse con cierta seriedad a cuestiones como la que Gadamer enunciara así en WuM: "es importante preguntarse, frente al metodologismo epistemolóigico que domina actualmente, si el surgir de la conciencia histórica ha logrado distinguir de verdad y por entero nuestro comportamiento científico respecto a aquel comportamiento natural hacia el pasado".
  • Profesor: Rojas Jiménez Alejandro